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PARTE 3: VÍA DE ADMINISTRACIÓN ENDOVENOSO

 VÍAS DE ADMINISTRACIÓN



VÍA INTRAVENOSA

Endovenoso o intravenoso (IV) significa que la administración del medicamento se realiza directamente al torrente sanguíneo a través de una vena. Aproximadamente el 90% de los pacientes hospitalizados reciben, a lo largo de su estancia hospitalaria, tratamiento IV. Los fármacos administrados intravenosamente actúan más rápidamente, ya que no necesitan absorberse, como los administrados por otras vías. La fluidoterapia, una de las medicaciones más habituales por esta vía, se prescribe por diferentes razones: para reemplazar los líquidos perdidos, para mantener el balance electrolítico o como vehículo para administrar algunas medicaciones intravenosas. Frecuentemente, el reemplazo de líquidos se prescribe cuando hay pérdidas debido a hemorragias, vómitos o diarreas. El mantenimiento de líquidos sostiene los niveles normales del balance de líquidos y de electrólitos. Muchos de los fármacos IV deben ser diluidos o administrados lentamente, ya que irritan las venas debido a su pH u osmolaridad. Además, las soluciones oleosas y las suspensiones no se pueden administrar intravenosamente.

 

Las ventajas de la terapia IV son:

a) rápida distribución del fármaco dentro del sistema sanguíneo;

b) rápida acción del fármaco;

c) ausencia de pérdida del fármaco en los tejidos, y d) mayor control del efecto del fármaco.

 

Existen numerosas desventajas del tratamiento IV: posible sepsis, trombosis, flebitis, embolismo, infiltración, extravasación, anafilaxis, incomodidad y aumento del coste. Durante el tratamiento IV, el personal de enfermería debe monitorizar los signos y síntomas de estas posibles complicaciones.

 Existen tres métodos de administración IV:

 a) infusión continua;

b) infusión intermitente, y

c) intravenosa directa («bolo» o bolus).


 La infusión IV continua reemplaza o mantiene líquidos y electrólitos y sirve como vehículo de administración de fármacos; la duración de la administración es continuada. La infusión intermitente suele durar desde varios minutos hasta varias horas (como el gotero en Y) y el bolo se utiliza para la administración de fármacos directamente a la vena mediante jeringa. Se distingue entre: IV rápida (menos de 3 min) e IV lenta (entre 3 y 5 min). Los sistemas utilizados para el mantenimiento de la permeabilidad del acceso venoso de la infusión intermitente son heparina o suero salino.

 

El tratamiento IV es un área importante del papel de enfermería. Entre las funciones y responsabilidades de enfermería se incluyen:

a) conocimientos de los sistemas de infusión y sus factores de goteo;

b) cálculo de la velocidad de infusión;

c) mezcla de los fármacos y dilución en la solución intravenosa;

d) regulación del equipamiento de administración intravenosa;

e) mantenimiento de la permeabilidad del acceso venoso, y

f) evaluación del efecto del tratamiento.

 

La fluidoterapia o sueroterapia es un método efectivo y eficaz, administrado por vía IV, para aportar líquidos directamente al interior del compartimento del líquido extracelular, especialmente al sistema venoso.

 

La fluidoterapia es prescrita por el médico en la orden de tratamiento del paciente y la enfermera es la responsable de su administración y mantenimiento, así como del control de los síntomas durante el proceso de hidratación.

 



Vías de acceso intravenoso

La eficacia de la administración IV de una fluidoterapia o de un fármaco depende de la permeabilidad del acceso venoso. Existen dos vías de administración: periférica o central. 


    La vía periférica es la más frecuente: se introduce un catéter corto en una vena de la mano o del brazo. Por otra parte, las venas de las piernas o de los pies solo se utilizan como último recurso, ya que este acceso tiene un elevado riesgo de producir un trombo. Las venas periféricas pueden aceptar una concentración de glucosa menor al 12% (normalmente se utilizan soluciones de glucosa al 5 y al 10%). La velocidad de administración por esta vía debe ser inferior a 200 ml en 1 h. También se puede utilizar esta vía para la transfusión de componentes sanguíneos, teniendo en cuenta que debido a su viscosidad es preferible una vena grande.



     

    La vía central se utiliza en pacientes con vías periféricas inadecuadas o que requieren un tratamiento IV prolongado. Los accesos venosos centrales son las venas cavas superior e inferior. El acceso a la vena cava superior es a través de la vena yugular interna y las subclavias izquierda o derecha, mientras que el acceso a la vena cava inferior es a través de la vena femoral. La más recomendable es siempre la subclavia, porque es la que tiene menos riesgos de infección y problemas mecánicos. La inserción del catéter central requiere una canulación percutánea. El catéter puede tener una o varias luces.

     



        Además, también se puede utilizar un catéter largo con acceso desde una vía periférica (vena basílica) a través de la subclavia hasta la vena cava superior. Este tipo de vía se llama «catéter central de inserción periférica» (PICC, del inglés peripheral inserted central catheter).



     Los catéteres Hickman, Groshong, Cook y Mediports se utilizan en los pacientes que necesitan un acceso venoso central durante un período prolongado de tiempo, como en el caso de quimioterapia, antibioticoterapia o nutrición parenteral total. Estos catéteres tienen una mayor duración, ya que la vena central se une mediante una cánula a un reservorio colocado en el tejido subcutáneo del tórax.

     Enfermería es responsable de la monitorización del paciente. Generalmente, y dependiendo de los procedimientos del centro hospitalario, la fluidoterapia debe ser supervisada como mínimo cada 30 o 60 min, para controlar el volumen que queda de líquido, la velocidad de infusión y los signos de posibles complicaciones.


Administración intravenosa intermitente

     Para mantener la permeabilidad de una vía venosa que no se utiliza de forma continuada, el acceso venoso debe ser irrigado periódicamente. Esta práctica elimina la necesidad de fluidoterapia continua y reduce el aporte excesivo de líquidos. Además, esta práctica permite mayor movilidad al paciente y reduce el coste sanitario. Se recomienda la irrigación cada 8 h o bien antes y después de cada tratamiento IV. Las vías periféricas se irrigan con un bolo de 1 a 3 ml de suero salino normal (SN). Las vías centrales se irrigan con una solución salina normal heparinizada. La cantidad de heparina varía entre 10 y 100 U/ml. Por otra parte, el volumen del bolo varía según el tipo y la longitud del acceso venoso.

     Los problemas mecánicos más comunes asociados con la fluidoterapia son el dobla- miento del tubo del sistema de gotero, la extravasación de la solución o la alteración de la velocidad de administración prescrita. Cuando se utilizan equipos electrónicos para la administración de fluidoterapia, esta tecnología también debe ser monitorizada para su seguro y correcto funcionamiento.

    Cuando tenemos que preparar una dilución de un suero y un fármaco, se debe determinar la cantidad de fármaco que debemos diluir, averiguar si este y el suero son compatibles y calcular la velocidad de infusión y su hora de inicio y finalización. La dilución se debe preparar en condiciones asépticas en el área de preparación de medicamentos y se debe identificar el frasco con el medicamento, la dosis y el paciente.

    Los fármacos IV se pueden administrar a intervalos horarios durante días o semanas. Generalmente, estos medicamentos se administran en pequeños volúmenes de solución (de 50 a 250 ml de suero fisiológico o glucosado). Dependiendo del tipo de fármacos, su administración dura entre 15 min y 1 h. Si además el paciente está recibiendo fluidoterapia continua, se necesita otro sistema de gotero secundario para el tratamiento intermitente a través de la misma vía de acceso venoso.

    Existen dos métodos de administración de medicación IV a través de un segundo sistema de gotero sin controlador electrónico: a) un calibrador cilíndrico de cámara (Dosifix®, Buretrol®, Volutrol® o Solutrol®), y b) un segundo sistema de gotero similar al primero pero con un tubo más corto. El segundo sistema sirve para administrar medicamentos en volúmenes pequeños ya comercializados, como bolsas de 50, 100 y 250 ml. Las cámaras de los calibradores pueden contener hasta 150 ml de solución. Cuando se utiliza el sistema Buretrol®, se deben añadir 15 ml de solución (una vez finalizado el fármaco) para limpiar la cámara y el tubo del gotero.

 

    La utilización de cámaras exige un control exhaustivo de las interacciones químicas de los medicamentos. Una alternativa más segura a las cámaras es utilizar sueros de 50 o 100 ml para hacer las diluciones y un único medicamento.


FUENTE: ADMINISTRACIÓN DE MEDICAMENTOS Y CÁLCULO DE DOSIS. 2014

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